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Envases inteligentes, menos desperdicio y mayor calidad de los alimentos

El packaging inteligente contribuye a garantizar la inocuidad y facilita el monitoreo en tiempo real de la calidad del alimento a lo largo de la cadena de suministro

La seguridad alimentaria y la sostenibilidad son desafíos globales cruciales ante el problema del desperdicio de alimentos: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estimado en su informe The State of Food and Agriculture 2019, que un 14 % de los alimentos se pierden antes de llegar al consumidor. Para hacer frente a esta problemática, el desarrollo de envases inteligentes se ha consolidado como una innovación clave. Estos permiten monitorear en tiempo real la calidad de los alimentos, prolongar su vida útil y reducir significativamente las pérdidas

Un estudio reciente, publicado en Processes (2025) realiza una evaluación de los avances en el envasado de alimentos. El packaging inteligente ha surgido como un desarrollo significativo que contribuye a garantizar la inocuidad y facilita el monitoreo en tiempo real de la calidad del alimento a lo largo de la cadena de suministro. En 2025, el mercado mundial de envases inteligentes se valoró en aproximadamente USD 28 400 millones y se proyecta que crezca a USD 67 200 millones para 2035.

A diferencia del envasado tradicional, que solo contiene y protege los alimentos, el envasado inteligente utiliza tecnologías que pueden detectar variaciones de temperatura, presencia de gases, humedad o incluso compuestos asociados con el deterioro microbiológico.

  • Los indicadores tiempo-temperatura (TTI, al rastrear la exposición térmica de los productos, garantizan la integridad de los alimentos perecederos durante su distribución y almacenamiento. Pueden registrar toda la historia térmica del producto o activarse cuando se excede un umbral crítico. Están disponibles comercialmente. Su adopción se ve limitada por barreras regulatorias y técnicas.
  • Los indicadores de frescura, que detectan productos derivados del crecimiento microbiano como aminas volátiles, dióxido de carbono o ácidos y se integran en etiquetas que cambian de color dentro del envase. Existen productos comerciales. Su adopción es limitada porque están en contacto con el alimento.
  • Los biosensores, compuestos por un biorreceptor, por ejemplo una enzima, y un transductor que lo transforma en una señal colorimétrica, fluorescente o eléctrica, detectan analitos como alérgenos, glucosa, aminoácidos, ácidos grasos, organismos patógenos y metabolitos del deterioro. Hay versiones comerciales con diferentes sistemas de lectura y de integración dentro del envase.
  • Los sensores de gases, por su parte, detectan O₂ o CO₂ y permiten evaluar la eficacia de atmósferas modificadas y la actividad microbiana. La mayoría de estos sensores cambian de color según el pH del alimento. Se comercializan comúnmente como etiquetas, tabletas, capas impresas o están recubiertos en películas de polímero.

Los envases también están integrado materiales avanzados y técnicas de fabricación de última generación.

Gracias al uso de la nanotecnología se está transformando el envasado de alimentos al integrar nanopartículas en matrices poliméricas, lo que produce nanocompuestos que mejoran las propiedades de barrera y presentan actividad antimicrobiana, prolongando así la vida útil del producto.

  • Este avance tecnológico es posible gracias al desarrollo de nanomateriales, como nanopartículas de plata, zeolitas, óxido de zinc y nanoarcillatanto inorgánicos, u orgánicos, como la nanocelulosa y el quitosano. Los nanocompuestos y nanomateriales son comercializados generalmente en forma de sprays, films o etiquetas.
  • Dentro de esta tecnología también se incluyen los nanosensores, dispositivos diminutos que tienen la capacidad de reconocer y reaccionar a señales físicas, biológicas y químicas, y transmitir una señal. Los nanosensores se pueden utilizar para detectar bacterias, toxinas, contaminantes y la frescura de los alimentos.

La impresión 3D es otro desarrollo tecnológico que permite fabricar estructuras personalizadas capa por capa, utilizando materiales biocompatibles y biodegradables que pueden incorporar ingredientes funcionales. Por ej. películas comestibles o biodegradables impresas que pueden contener aceites esenciales con propiedades antimicrobianas y colorantes naturales sensibles al pH, como antocianinas extraídas de vegetales.

La tecnología microfluídica es una técnica avanzada para regular el flujo de fluidos a través de canales con un diámetro de entre 1 y 100 micrómetros. La fabricación mediante microfluídica se basa en manipular fluidos dentro de canales extremadamente pequeños para controlar con alta precisión la formación de gotas, cápsulas, nanopartículas o estructuras funcionales. En el contexto del packaging alimentario, esta tecnología se usa para desarrollar materiales activos o inteligentes con propiedades específicas. Algunas empresas realizan el escalado mediante la paralelización de dispositivos o sistemas de flujo continuo.

Por último, están las tecnologías electromagnéticas que usan etiquetas de identificación por radiofrecuencia o RFID (Radio Frequency Identification). Cuando se integran con sensores o materiales sensibles, las etiquetas RFID pueden detectar y registrar cambios en variables ambientales clave como temperatura, humedad, luz o gases. Su uso mejora la trazabilidad, especialmente en productos sensibles como carnes y vegetales. También existen etiquetas sin chip que no requieren fuente de alimentación.

El envasado inteligente representa una revolución tecnológica en la cadena alimentaria. Ofrece soluciones activas para preservar la calidad, reducir el desperdicio y mejorar la seguridad alimentaria.