La memoria de las células grasas dificulta el tratamiento de la obesidad
El tejido adiposo conserva una memoria epigenética de la obesidad después de la pérdida de peso
Las células grasas del cuerpo conservan cierto tipo de “memoria” de su actividad durante el estado de obesidad. Un estudio publicado en Nature encontró una posible explicación a la dificultad que tienen las personas obesas para conservar el peso luego de someterse a una dieta.
Esto ocurre debido a cambios en el epigenoma, el conjunto de modificaciones químicas del DNA que no alteran el códogo genético pero pueden modificar sus funciones y, por ende, las proteínas celulares. Este proceso tiene como consecuencia un aumento o disminución de la actividad genética.
En las células grasas, el cambio en la actividad genética altera su funcionamiento normal. Y lo más interesante es que ese deterioro, debido a los cambios en la actividad genética, puede persistir un tiempo indefinido después de que se haya logrado el descenso de peso.
En el estudio se analizó el tejido graso de un grupo de personas con obesidad severa, así como de un grupo control de personas que nunca habían tenido obesidad. Se descubrió que algunos genes eran más activos en las células grasas del grupo obeso que en las del grupo control, mientras que otros genes eran menos activos. Incluso la cirugía de pérdida de peso es incapaz de modificar ese patrón. La actividad genética de las células grasas todavía mostraba el patrón vinculado a la obesidad luego de la cirugía.
Durante la obesidad, en las células grasas se activan genes involucrados en estimular la inflamación y la fibrosis. Cuando los genes se desactivan, ayudan a las células grasas a funcionar con normalidad.
Para determinar la durabilidad de los cambios, se pusieron a dieta a ratones obesos. Unos meses después de que los ratones volvieran a adelgazar, los cambios en sus epigenomas persistían, mostrando el patrón de actividad de una célula en un cuerpo obeso. Sus células grasas absorbían más azúcar y grasa que las células grasas de los ratones del grupo control que nunca habían sido obesos. Los ratones que habían sido obesos también ganaron peso más rápido con una dieta alta en grasas que los ratones de control.
Esta podría ser la explicación de que el cuerpo tienda a volver a la obesidad después de perder peso. Aunque los autores no aseguran que se trate de una relación causal, sí demostraron la existencia de una correlación.