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Fusariosis de la espiga en la cebada maltera argentina

Fusarium graminearum sensu stricto fue la especie dominante, con perfil toxicológico amplio y variable

La cebada maltera argentina, base de la industria cervecera, puede verse afectada por Fusarium Head Blight (FHB), conocida como fusariosis de la espiga, una compleja enfermedad fúngica que compromete rendimiento, germinación y seguridad alimentaria. El trabajo de Alaniz‑Zanon  y col., publicado en Toxins (2025), investigó el tema sobre tres ejes: (i) qué especies de Fusarium predominan en las principales zonas productoras de cebada del país, (ii) qué micotoxinas producen y con qué frecuencia contaminan el grano, y (iii) si un bioproducto a base de Bacillus velezensis RC218 puede mitigar al patógeno y la presencia de la toxina de mayor preocupación, deoxynivalenol (DON), durante el micro‑malteo.

Para conocer la ecología de Fusarium en la Pampa Húmeda se aislaron 572 cepas de granos cosecha 2016‑2017 procedentes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. El 76 % se identificó como Fusarium graminearum sensu stricto (Fg ss), mientras que F. poae representó el 12 % de las cepas. Fg ss apareció en todas las localidades y cultivares; F. poae se concentró en la región Ferré, provincia de Buenos Aires, donde el clima más seco favorece su establecimiento.

El perfil toxicológico de Fgss fue más amplio de lo previsto El 91 % de las cepas sintetizó simultáneamente los quimiotipos 15‑ADON y 3‑ADON, y, por primera vez en cebada argentina, se detectó producción de los tricotecenos emergentes NX‑2 y NX‑3, como también de zearalenona, culmorina y metabolitos asociados.

F. poae mostró alta capacidad para producir nivalenol (NIV) y un abanico de toxinas tipo A (DAS, NEO, MAS, T‑2 tetraol) además del depsipéptido beauvericina. Este coctel tóxico refuerza la necesidad del monitoreo multianalito y de estrategias integradas de manejo.

El análisis de la contaminación natural en grano y consecuente riesgo para la maltería determinó que, en 2016, el 95 % de las muestras contenía DON (media 0,40 mg/kg); en 2017 la incidencia bajó al 53,6 % pero con una concentración similar (0,42 mg/ kg). NIV apareció en 29 % y 21 % de las muestras, respectivamente, con valores algo mayores en 2017. A nivel de lote, las concentraciones oscilaron entre 0,10 y 1,77 mg/kg para DON y hasta 1,0 mg/ kg para NIV, cifras por debajo de los límites europeos pero suficientes para causar problemas de gushing, como consecuencia de las hidrofobinas presentes en las paredes celulares fúngicas, como también pérdidas de extracto y rechazo comercial en malterías exigentes.

Con el propósito de obtener un producto para el biocontrol en el micro‑malteo, el equipo probó Bacillus velezensis RC218 en tres escenarios: granos artificialmente contaminados con Fg ss, granos naturalmente contaminados, y granos con alto DON preexistente.

La aplicación de la bacteria antes de la germinación redujo en 45 % el DNA fúngico final, y el nivel de DON disminuyó entre un 69,3 % y un 100 %, dependiendo del caso. Sin embargo, la bacteria no logró eliminar el DON si la toxina ya estaba presente en el grano antes del tratamiento, lo que sugiere que su efecto es principalmente preventivo o durante la infección activa, no correctivo.

La mayor eficacia se observó cuando el biocontrol se añadió justo antes de germinar, fase donde Fg ss prolifera gracias a la humedad y temperatura de la maltería. Resulta importante la observación de que el tratamiento no alteró parámetros tecnológicos como extracto, β‑glucanos o FAN (Free Amino Nitrogen), lo que valida su compatibilidad industrial.

El estudio confirma a Fg ss como patógeno dominante y revela la aparición de toxinas NX, probablemente favorecida por cambios climáticos y por la plasticidad metabólica del hongo. Aunque los niveles de DON/NIV en campo resultaron moderados, el micromalteo demostró que la toxina puede amplificarse si el FHB no se controla. La aplicación de B. velezensis RC218 ofrece una herramienta ecológica y económicamente viable para reducir la carga fúngica sin comprometer la calidad del mosto.

Combinar vigilancia de especies y metabolitos, seleccionar cultivares menos susceptibles y aplicar biocontrol dirigido en la maltería, conforma un paquete integrado de manejo de FHB.

📌 Este trabajo ejemplifica cómo articular caracterización molecular, química avanzada y ensayos piloto para convertir conocimiento básico en soluciones aplicables a la cadena agro‑alimentaria.