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Resistencia a la colistina: impacto global y desafíos en la era del gen mcr

La resistencia a colistina mediada por genes mcr representa uno de los desafíos más preocupantes en la crisis global de resistencia antimicrobiana

La colistina (polimixina E) es uno de los antibióticos usados como último recurso para el tratamiento de infecciones causadas por bacterias gramnegativas multirresistentes, como las productoras de carbapenemasas. Sin embargo, en la última década se ha observado un preocupante aumento en la resistencia a este antibiótico, atribuida a la emergencia y propagación de los genes mcr, que confieren resistencia transferible por plásmidos. Este fenómeno tiene impacto global, tanto en el ámbito clínico como en el diagnóstico y manejo en laboratorio.

La colistina actúa alterando la membrana externa de las bacterias gramnegativas, desplazando cationes divalentes como el Ca²⁺ y Mg²⁺ de los lipopolisacáridos (LPS), por lo que aumenta la permeabilidad de la membrana y lleva a la lisis celular. Por décadas, la resistencia a la colistina se consideró relativamente rara y secundaria a mutaciones cromosómicas que modificaban la estructura del LPS.

La detección del primer gen mcr-1 (Mobile Colistin Resistance) en cepas de Escherichia coli en China en 2015 revolucionó completamente esta perspectiva. El hallazgo demostró que la resistencia a la colistina podía transmitirse horizontalmente mediante plásmidos, un mecanismo mucho más eficiente para su diseminación. El gen mcr-1 codifica para una transferasa que modifica el lípido A del LPS, añadiendo un grupo fosfoetanolamina, lo que reduce la afinidad de la colistina por su sitio de unión en la pared bacteriana.

Desde entonces, se han identificado múltiples variantes de este gen (mcr-1 a mcr-10), cada una con características moleculares distintas que han facilitado su rápida diseminación entre diferentes especies bacterianas, incluyendo patógenos críticos como Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii.

El impacto global de esta resistencia es alarmante. Un metaanálisis reciente identificó una prevalencia global del gen mcr-1 del 4,6 % en aislamientos de E. coli procedentes de muestras humanas, siendo más alta en el sudeste asiático (7,0 %) y más baja en Europa (1,5 %). Un estudio de vigilancia realizado en 40 países reportó la presencia de genes mcr en el 1,8 % de los aislamientos clínicos de enterobacterias, con variaciones significativas según la región geográfica y el contexto epidemiológico. Las bacterias portadoras de genes mcr se han identificado también en muestras animales y ambientales, lo que confirman su amplia representación ecológica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a la colistina como un antimicrobiano de importancia crítica para la medicina humana y ha emitido recomendaciones específicas para limitar su uso en veterinaria.

La interconexión entre el uso de colistina en producción animal y la emergencia de resistencia en humanos ha sido documentada en varios estudios. En China, por ejemplo, donde la colistina se utilizó extensivamente como promotor de crecimiento en animales hasta 2017, se observaron altas tasas de prevalencia del gen mcr-1 tanto en aislamientos de origen animal como humano.

Uno de los desafíos más significativos es el diagnóstico y la detección de la resistencia a la colistina en el laboratorio. Tradicionalmente, los ensayos de sensibilidad antibiótica por difusión con discos han sido poco confiables para detectar niveles bajos de resistencia a la colistina, lo que complica la identificación temprana de portadores de mcr.

Los métodos de difusión en disco y algunas pruebas automatizadas pueden presentar limitaciones en cuanto a reproducibilidad y sensibilidad en la identificación de cepas mcr positivas. Esto ha obligado a los laboratorios a utilizar técnicas más específicas y laboriosas, como la microdilución en caldo, considerada el método de referencia por el European Committee on Antimicrobial Susceptibility Testing (EUCAST) y el Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI).

Para la detección específica de los genes mcr, los métodos moleculares, principalmente la PCR convencional y la PCR en tiempo real, ofrecen mayor sensibilidad y especificidad, incluso con ensayos multiplex que permiten la detección simultánea de diferentes variantes de mcr en un solo análisis. Asimismo, las técnicas de secuenciación de nueva generación (Next-Generation Sequencing/ NGS) han permitido caracterizar la epidemiología molecular y determinar el entorno genético de estos genes.

La resistencia a colistina mediada por genes mcr es uno de los desafíos más preocupantes en la crisis global de resistencia antimicrobiana. Su capacidad de diseminación horizontal a especies y reservorios ecológicos diferentes exige una respuesta coordinada a escala internacional. Vigilancia permanente, implementación de políticas limitantes de uso y creación de herramientas diagnósticas de fácil implementación aceptadas por parte de los organismos referentes internacionales, son fundamentales para preservar la eficacia de uno de los últimos recursos disponibles frente a patógenos multirresistentes.