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Disminuye el uso de antimicrobianos en la producción agrícola de la Unión Europea

Las medidas tomadas por cada país para reducir el uso de antimicrobianos en animales están demostrando efectividad

Según el último informe publicado en forma conjunta por tres agencia de la Unión Europea (UE), el uso de antimicrobianos ha disminuido y ahora es menor en animales productores de alimentos que en humanos.

Con el enfoque One Health (Una Sola Salud), la colaboración entre la EFSA (European Food Safety Authority), la EMA (European Medicines Agency) y el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control) aportó datos sobre el consumo de antimicrobianos y el desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) en Europa en el período 2016-2018.

La significativa caída en el uso de antimicrobianos en animales productores de alimentos sugiere que las medidas tomadas a nivel de país para reducir el uso están demostrando ser efectivas.

En 2017, el consumo total de antimicrobianos en 29 países de la UE / EEA (European Economic Area) expresado en toneladas de sustancia activa fue un tercio más alto en los animales productores de alimentos que en los humanos, aunque la biomasa estimada de los animales productores de alimentos fue el doble de la biomasa estimada de los humanos.

La situación de los diferentes países de la UE varía significativamente y depende de la clase de antibiótico que se analice. Las aminopenicilinas, cefalosporinas de tercera y cuarta generación y las quinolonas, como las fluoroquinolonas, se usan más en humanos que en animales productores de alimentos, mientras que las polimixinas, como la colistina, y las tetraciclinas, se usan más en animales productores de alimentos que en humanos.

El uso de antibióticos del grupo de las polimixinas, especialmente colistina, se redujo casi a la mitad entre 2016 y 2018 en animales productores de alimentos. La colistina es una opción de último recurso para tratar las infecciones asociadas a bacterias resistentes a carbapenemes en humanos, un problema grave asociado con hospitalización prolongada y mayor mortalidad. La resistencia a colistina y carbapenemes puede diseminarse rápidamente y se han notificado brotes en hospitales de la UE. En el sector animal, la colistina se ha utilizado durante varias décadas, principalmente como tratamiento de enfermedades intestinales como la colibacilosis en porcinos y aves de corral.

En 2015, tras el descubrimiento de un mecanismo de resistencia de alta transferibilidad (MCR-1) entre las bacterias, la EMA propuso la reducción del uso de colistina a 5 mg / PCU (mg de principio activo por unidad de corrección de población) para los países de consumo alto y moderado, y 1 mg / PCU para el resto. En 2017, China retiró el uso de la colistina como promotor de crecimiento. Los estudios epidemiológicos mostraron que la reducción sustancial en las ventas de colistina en animales fue seguida rápidamente por una reducción significativa en la prevalencia de MCR-1 en los sectores animal y humano.

El consumo de cefalosporinas de tercera y cuarta generación en animales productores de alimentos es generalmente bajo, mucho menor que el observado en humanos. Ningún producto que contenga estos medicamentos tiene licencia para aves de corral y ningún producto está disponible como medicamento para alimento o agua. Esto limita los posibles tratamientos grupales en animales. Además, se ha recomendado que su uso sea limitado en animales y en algunos países el uso ha disminuido sustancialmente en los últimos años.

En cuanto a los carbapenemes, la resistencia es extremadamente rara en los animales destinados a la producción de alimentos. Los carbapenemes no están autorizados para su uso en animales en la UE. Por lo tanto, en la categorización del Antimicrobial Advice Ad Hoc Expert Group (AMEG), los carbapenemes pertenecen a la Categoría A, con la indicación de evitar su uso en medicina veterinaria en la UE. En los seres humanos, los carbapenemes se utilizan casi exclusivamente en hospitales y para el tratamiento de infecciones causadas por bacterias gramnegativas multirresistentes.

Se encontró también una asociación significativa entre la administración de fluoroquinolonas y otras quinolonas en animales y la resistencia observada en bacterias aisladas de aves de corral y en cerdos. Las fluoroquinolonas son antimicrobianos de importancia crítica de máxima prioridad y su uso debe restringirse en animales. En consonancia con esto, el consumo de fluoroquinolonas fue mayor en humanos que en animales en todos los países excepto dos.

La RAM es un importante problema de salud pública mundial que representa una grave carga económica. Este es el tercer informe conjunto interinstitucional sobre análisis integrado del consumo de agentes antimicrobianos y la aparición de resistencia a los antimicrobianos en bacterias de seres humanos y animales productores de alimentos (Joint Inter-Agency Antimicrobial Consumption and Resistance Analysis o JIACRA), elaborado por las tres agencias a petición de la Comisión Europea (CE).