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La carne cultivada será parte de los alimentos del futuro

Por primera vez se aprobó carne cultivada para consumo humano.

La compañía de proteínas alternativas Eat Just, Inc. realizó un anunció importante: su producto de pollo cultivado ha sido aprobado para la venta en Singapur.

Es la primera concesión regulatoria en el mundo de un alimento cultivado en base a células animales para consumo humano. Según la empresa, proporcionó toda la documentación sobre la pureza, identidad y estabilidad de las células de pollo durante el proceso de fabricación, así como la descripción detallada del mismo, los controles de calidad y el sistema de monitoreo de seguridad alimentaria.

No es casual que haya sido Singapur el primer país en aprobar esta tecnología. En el 2019, Singapur lanzó su plan “30 por 30”, con el cual pretende asegurar su suministro de alimentos produciendo el 30% de los alimentos que necesita su población para el 2030. En la actualidad, Singapur importa más del 90% de sus alimentos, lo que lo hace especialmente sensible a cualquier cambio en el panorama agrícola mundial. Sus principales proveedores son Malasia, Brasil y Australia.

Incluso antes de la pandemia de COVID-19, la crisis climática ya representaba una amenaza para el suministro mundial de alimentos, afectando negativamente los rendimientos de los cultivos. Además, la cantidad de tierra fértil en el mundo ha disminuido en un 33% en 40 años. Además, se espera que la demanda de alimentos aumente a medida que la población mundial y la riqueza de los países en desarrollo crezca.

Estados Unidos se está ocupando del tema. La Food and Drug Administration (FDA) y el United States Department of Agriculture (USDA) serán responsables de investigar los problemas de seguridad alimentaria que plantee la producción de carne de cultivo celular. La FDA es responsable de supervisar las fases iniciales de la producción de carne cultivada con células, desde el mantenimiento de las líneas celulares hasta el crecimiento de tejido animal. A partir de la producción, el USDA supervisa el procesamiento, el etiquetado y la comercialización de los productos terminados. La FDA ya regula las células cultivadas para uso biomédico, pero aún no estipula si se deben utilizar prácticas similares para la producción de alimentos.

La Unión Europea coloca a estos productos bajo la reglamentación de Novel Foods. Los Novel Foods se definen como alimentos que no habían sido consumidos en un grado significativo por los seres humanos en la UE antes del 15 de mayo de 1997, cuando entró en vigor la primer Regulation (EC) No 258/97 of the European Parliament and of the Council of 27 January 1997. Estos alimentos pueden ser alimentos innovadores de reciente desarrollo, alimentos producidos utilizando nuevas tecnologías y procesos de producción, o alimentos que se consumen o se han consumido tradicionalmente fuera de la UE. Para su ingreso o producción dentro de la UE deben ser aprobados por EU Commission y la European Food Safety Authority (EFSA).

Las carnes cultivadas poseen defensores y detractores, igualmente entusiastas. La producción de carnes cultivadas no reemplazará, de forma global, la formas tradicionales de obtener proteína animal. Mejorar las tecnologías, hacerlas más eficientes y menos costosas, es clave para poder aumentar la producción de alimentos. La escasez de tierras, el cambio climático, las preferencias de los consumidores, son factores a considerar a la hora de evaluar el impacto de la producción de carnes cultivadas. Una pandemia, un conflicto armado o comercial, una catástrofe ambiental, pone a prueba el acceso a los alimentos de muchas poblaciones. Algunos de esos temores surgieron en la pandemia de COVID-19 en países que dependen de la importación de alimentos, como es el caso de Singapur.

La industria de las carnes cultivadas debe desafiar todavía los altos costos de producción, las dificultades para el escalamiento, y la obtención de la aprobación regulatoria.

El mundo está financiando la investigación de proteínas alternativas y trabajando con empresas para garantizar la aprobación regulatoria. Los países que retrasan su inversión en este futuro alimentario corren el riesgo de quedarse atrás.