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Suplementos alimentarios dirigidos a la microbiota intestinal contra la desnutrición infantil

Las bacterias intestinales influyen en la tasa de crecimiento infantil.

Más de 30 millones de niños en todo el mundo padecen desnutrición aguda moderada. Los tratamientos actuales tienen una eficacia limitada y aún se desconoce mucho sobre la patogenia de esta afección. Los niños con desnutrición aguda moderada han alterado el desarrollo de su microbiota intestinal.

Obviamente, la mayor herramienta contra la desnutrición es proveer alimentos de calidad y con suficientes calorías. Pero un nuevo estudio sugiere que las bacterias intestinales pueden ser tan importante como la provisión de alimentos.

Para combatir la desnutrición, a menudo se administran alimentos complementarios preenvasados ​​y listos para usar o RUSF (Ready to use Supplementary Food), que son fáciles de almacenar. Pero las mejoras en la salud de los niños desnutridos rara vez son permanentes y muchos nunca se recuperan por completo, incluso después de comer lo suficiente.

El estudio dirigido por Jeffrey Gordon, perteneciente a la Washington University School of Medicine in St. Louis, y ganador del premio BBVA Foundation Frontiers of Knowledge por su investigación pionera en microbiomas, destaca la importancia que puede tener el microbioma intestinal para la salud de los niños desnutridos.

En una comparación directa con un tratamiento líder para la desnutrición, un nuevo suplemento diseñado para promover las bacterias intestinales útiles produjo signos de mejor crecimiento y más aumento de peso, a pesar de tener un 20% menos de calorías.

Se necesitarían 15 especies bacterianas clave para el crecimiento normal y los niños cuyos microbiomas no logran establecer estas especies no se recuperan de la desnutrición tan bien como los niños cuyo intestino contiene dichas bacterias. Las terapias actuales a través de un suplemento estándar no reparan este microbioma alterado.

En el International Center for Research on Diarrheal Diseases en Dhaka, Bangladesh, trataron de determinar aquellas combinaciones de alimentos que eran fáciles de obtener y estimulaban más el crecimiento de estas bacterias.

El candidato con mejor desempeño, una mezcla compleja de harinas y aceites de garbanzo, plátano, soja y maní que se denominó alimento complementario No. 2 dirigido a la microbiota, o MDCF-2 (microbiota-directed complementary food-2).

El MDCF-2 no solo impulsó los marcadores sanguíneos relacionados con el crecimiento, sino que también dio como resultado una tasa de crecimiento dos veces más alta que aquellos que recibieron solo RUSF, informaron los investigadores en The New England Journal of Medicine. Paralelamente, aumentaron la concentración intestinal de 21 tipos de bacterias beneficiosas. El crecimiento mejorado en los niños continuó incluso después de que terminó el tratamiento.

Para adoptarse como un tratamiento estándar se necesita más tiempo. Se deben realizar ensayos más grandes en otros países, con un seguimiento de los niños hasta por 5 años para ver si los efectos beneficiosos persisten.

Mientras tanto, el trabajo ofrece indicios de cómo las bacterias intestinales pueden alterar el crecimiento, algo que ya ha sido demostrado por numerosos estudios y que las compañías de alimentos para niños abordan para mejorar sus productos.