Veintitrés países cuentan con laboratorios con nivel de bioseguridad 4, necesarios para manejar los patógenos más peligrosos
Solo una cuarta parte de dichos países tienen puntajes altos en políticas de bioseguridad
El riesgo de futuras pandemias derivadas de la investigación con patógenos peligrosos es real. El laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan es solo uno de los 59 laboratorios de máxima contención en todo el mundo.
Conocidos como laboratorios de nivel de bioseguridad 4 (Biosafety Level 4 o BSL4), están diseñados y construidos para que los investigadores puedan trabajar de manera segura con los patógenos más peligrosos del planeta, los que pueden causar enfermedades graves y para los que no existen tratamientos o vacunas.
Del total de 59 laboratorios BSL4 repartidos en 23 países, la mayor concentración se encuentra en Europa, con 25 laboratorios. América del Norte y Asia tienen números aproximadamente iguales, con 14 y 13 respectivamente. Australia tiene cuatro y África, tres.
Alrededor del 60 % de los laboratorios BSL4 son instituciones de salud pública administradas por los gobiernos, el 20 % es dirigido por universidades y otro 20 %, por agencias de biodefensa.
Las tres cuartas partes de los laboratorios BSL4 del mundo se encuentran en centros urbanos y la mitad de los 44 laboratorios, de los que se dispone de datos, miden menos de 200 m².
Con una superficie de 3.000 m², el Wuhan Institute of Virology posee el laboratorio BSL4 más grande del mundo. Sin embargo, pronto será superado por la National Bio and Agro-Defense Facility (NBAF) de la Kansas State University, en los Estados Unidos, que contará con un laboratorio BSL4 de más de 4.000 m².
Pero los puntajes en seguridad y protección de todos estos laboratorios dependen también de las políticas de bioseguridad y biocustodia de los países donde se encuentran. El Global Health Security Index mide el estatus de los países según tengan legislación, regulaciones, agencias de supervisión, políticas y capacitación sobre bioseguridad y biocustodia.
El puntaje promedio general del GHS Index es 40.2 de un posible 100. Si bien los países de ingresos altos reportan un puntaje promedio de 51.9, el Índice muestra que, en conjunto, la preparación internacional para epidemias y pandemias sigue siendo muy débil. Argentina se encuentra en el número 25 sobre 195 países, con un índex de 58,6 en el año 2019.
Liderado por la Nuclear Threat Initiative, con sede en EE. UU., el GHSI muestra que solo alrededor de la cuarta parte de los países con laboratorios BSL4 recibieron puntajes altos en bioseguridad y biocustodia.
Pertenecer al International Experts Group of Biosafety and Biosecurity Regulators, un foro donde las autoridades reguladoras nacionales comparten sus mejoras prácticas en este campo, es también un indicador de las políticas nacionales de bioseguridad y biocustodia que adopta cada país. Solo el 40 % de los 23 países con laboratorios BSL4 son miembros del foro: Australia, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Singapur, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.
Sin embargo, ningún laboratorio se ha suscrito aún a la norma ISO 35001-2019, el primer standard internacional de gestión de bioriesgos para laboratorios y otras organizaciones relacionadas. Es probable que la aceptación temprana de ISO 35001-2019 sea mucho mayor en países donde los laboratorios aún no están obligados a adherirse a un estándar existente de práctica de gestión de riesgo biológico, y en laboratorios en los EE. UU. y de otros lugares que pueden estar exentos de los estándares regulatorios existentes.
La investigación de ganancia de función (Gain of Function Research o GoFR) es la investigación que se centra en aumentar la capacidad de un patógeno para causar una enfermedad. Puede alterar un organismo de manera que aumenta su patogénesis, transmisibilidad o rango de hospedadores. Esta investigación tiene como objetivo revelar objetivos para predecir mejor las enfermedades infecciosas emergentes y desarrollar vacunas y terapias.
Algunas formas de GoFR conllevan riesgos inherentes de bioseguridad y biocustodia y, por lo tanto, también se denominan investigación de interés de doble uso (Dual Use Research of Concern o DURC). Según la definición de los National Institutes of Health (NIH) de EE. UU., DURC es una investigación en ciencias de la vida que, según los conocimientos actuales y de una manera razonable, puede preverse que proporcionará conocimientos, información, productos o tecnologías que podrían aplicarse incorrectamente y representar una amenaza significativa con amplias consecuencias potenciales para la salud y la seguridad públicas, los cultivos agrícolas y otras plantas, animales, medio ambiente, material o seguridad nacional.
Solo tres de los 23 países con laboratorios BSL4 (Australia, Canadá y EE. UU.) tienen políticas nacionales de supervisión de actividades de investigación y desarrollo biológico DURC. Al menos otros tres países (Alemania, Suiza y el Reino Unido) tienen alguna forma de supervisión DURC, por ejemplo, para el otorgamiento de financiamiento a la investigación.
La pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de contar con más laboratorios BSL4 para responder a las amenazas de agentes patógenos emergentes. Sin embargo, la ciencia y las políticas públicas deben mantener los riesgos de la investigación bajo control.