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Zoonosis: un paso atrás para prevenir

Unir la salud humana, animal y ambiental para prevenir la próxima pandemia.

Para evitar los estragos sociales que provocan las enfermedades zoonóticas cuando se produce un desborde incontrolable, es necesario dar un paso atrás y realizar un análisis sobre cómo se debe actuar para evitar su propagación.

Una zoonosis es una enfermedad que ha pasado a la población humana desde un animal. En algunos casos puede luego transmitirse entre personas, o pasar de humanos a animales.

COVID-19, que ya ha causado a la fecha más de 1,6 millones de muertes en todo el mundo, probablemente se originó en los murciélagos. Pero COVID-19 es solo la última de un número creciente de enfermedades, que sigue a la aparición relativamente reciente de otros brotes por Coronavirus que no llegaron a ser pandémicos: el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) detectado en China en 2002-2004 y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) detectado en Arabia Saudita en 2012.

Más recientemente, al mismo tiempo que la humanidad está sufriendo la pandemia por SARS-CoV-2, otras zoonosis están provocando alertas en los sistemas de salud, como la epidemia de dengue 2019-2020 en Latinoamérica y Asia, el brote de virus Ébola en la República Democrática del Congo en 2018-2020, la influenza aviar altamente patógena H5N8 que está afectando la industria avícola en Europa y EE. UU., el reciente brote de fiebre del Valle del Rift en Mauritania en 2020 y el brote de fiebre del Nilo Occidental en noviembre de 2020 en España, entre otras.

Hay brotes que aparecen en forma aislada y se repiten cada cierto período de tiempo, posiblemente a causa de alguna condición ambiental que favorece su reaparición, pero no llegan a extenderse por causas que, en muchos casos, desconocemos. Tal es el caso del brote de virus Nipah en Kerala, India en el 2018 y el virus Chapare en Bolivia en 2019. Son señales de alerta, sucesos esporádicos, difíciles de predecir, pero que, si no se estudian y analizan las causas, pueden tener consecuencias devastadoras.

Por fuera de las zoonosis que se transforman en epidemias o pandemias, están las zoonosis endémicas. Las zoonosis endémicas están altamente correlacionadas con la pobreza, con las poblaciones de menos recursos, son muchas veces enfermedades desatendidas. La carga de estas zoonosis y de las enfermedades transmitidas por los alimentos se siente predominantemente en los países de ingresos bajos y medos. Se estima que el 20% de todas las enfermedades y muertes humanas en los países menos desarrollados son atribuibles a zoonosis endémicas.

El desbordamiento zoonótico, la evolución de un patógeno de estar totalmente adaptado a la transmisión entre animales no humanos a convertirse total o parcialmente adaptado a los seres humanos, parece estar aumentando en frecuencia. Las zoonosis dejaron de ser esas enfermedades que afectan a un sector, muchas veces de origen ocupacional, algunas con consecuencias para la producción animal, para convertirse en una amenaza para la humanidad, con enormes pérdidas económicas.

El impacto global de las zoonosis emergentes y endémicas en las poblaciones humanas y animales hace necesaria la colaboración entre los sectores de la salud humana y animal.

Los primeros actores en la detección de una enfermedad zoonótica son los médicos y veterinarios. Debemos entender que ya no sabemos cuándo una infección en un animal va a transformarse en zoonosis. Los profesionales, independientemente de dónde se desempeñen, deben conocer las zoonosis que ocurren en otras latitudes, dentro o fuera de su país. Los viajes y el intercambio comercial aumentan las posibilidades de llegada de las zoonosis en tiempos muy breves.

Pero para diagnosticar una enfermedad zoonótica deben contar con los recursos y el apoyo de los servicios de laboratorio y vigilancia. El uso de herramientas digitales y programas que nos permitan seguir la evolución de una epidemia nunca fue tan factible como ahora.

Imaginemos la gripe española de 1918 con un número incierto de 100 millones de muertos, sin aislamiento del virus, sin secuenciación, sin una industria poderosa, sin decenas de vacunas desarrolladas en tiempo récord, sin comunicación. Estamos en las mejores condiciones de la historia para frenar esta pandemia de COVID-19.

Es preciso actuar con rapidez ante un brote zoonótico, para abordar el déficit de información científica y acelerar el desarrollo de conocimientos y herramientas. El enfoque para tratar de prevenir y afrontar las zoonosis debe ser siempre el de Una Salud/ One Health, que une la experiencia en salud pública, veterinaria y ambiental.