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BCG: 100 años con la misma vacuna contra la tuberculosis

Si bien ha salvado millones de vidas, no se ha logrado una nueva vacuna que supere sus deficiencias

Este año se cumple el centenario de la vacuna BCG. Esta vacuna ha salvado la vida de millones de personas, protegiéndolas de la tuberculosis (TB), una enfermedad pulmonar producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Sin embargo, la BCG no funciona muy bien en algunos países que tienen altas tasas de tuberculosis, por lo que se necesita una vacuna nueva y mejorada.

A principios del siglo XX, los bacteriólogos franceses Albert Calmette y Camille Guérin del Instituto Pasteur de Lille, Francia, iniciaron el desarrollo de una vacuna para proteger contra la tuberculosis. Siguieron los pasos de Edward Jenner, médico y científico inglés, quien había desarrollado la primera vacuna basada en material de una llaga de viruela vacuna contra la infección mortal por viruela.

Calmette y Guérin utilizaron Mycobacterium bovis, una bacteria que produce la tuberculosis en las vacas y también puede afectar al humano. Los científicos descubrieron que agregando bilis de buey a las rodajas de papa impregnadas en glicerol que se usaban para hacer crecer la bacteria se reducía la virulencia del microorganismo. En esa época se recurría a productos naturales como medios de cultivo para hacer crecer las bacterias en el laboratorio.

Calmette y Guérin realizaron más de 200 cultivos sucesivos de la bacteria cada tres semanas, probándola luego en diferentes animales, como cobayos, conejos, vacas, monos y caballos. Desconociendo las causas que lo provocaban, observaron una pérdida progresiva de la virulencia de la bacteria. Luego de más de una década de trabajo obtuvieron una vacuna contra la tuberculosis lista para probarse en humanos. A pesar de sus deficiencias, esa vacuna sigue siendo la herramienta principal para prevenir la enfermedad.

La vacuna BCG es actualmente la única vacuna autorizada para la tuberculosis y proporciona una protección moderada contra las formas graves de tuberculosis en bebés y niños pequeños. Se ha difundido ampliamente en todos los países a través de programas de inmunización y ha desempeñado un papel fundamental para salvar la vida de muchos jóvenes y prevenir enfermedades graves.

Sin embargo, la tuberculosis sigue siendo un gran problema en el mundo en desarrollo. Se ha mantenido como la principal causa mundial de muerte por un patógeno infeccioso, por encima del HIV, según la Organización Mundial de la Salud. Casi 1,5 millones de personas mueren a causa de la tuberculosis cada año y puede ser particularmente peligrosa en los bebés.

En 2019, los 30 países con alta carga de TB representaron el 87% de los nuevos casos de TB. Ocho países representan dos tercios del total, con India a la cabeza, seguida de Indonesia, China, Filipinas, Pakistán, Nigeria, Bangladesh y Sudáfrica. La tuberculosis multirresistente (MDR-TB) sigue siendo una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria. En 2019 se detectó y notificó un total mundial de 206.030 personas con TB multirresistente o resistente a la rifampicina (MDR / RR-TB), un aumento del 10% con respecto a las 186.883 de 2018.

No existe una vacuna que sea eficaz para prevenir la enfermedad de la tuberculosis en adultos, ya sea antes o después de la infección por M. tuberculosis. Nadie sabe realmente por qué falla la protección en adultos.

Un estudio llevado a cabo durante más de treinta años en Malawi no logró demostrar que la revacunación con BCG pueda brindar protección contra la enfermedad. Esto podría ser altamente positivo, ya que la vacuna BCG está aprobada y probada extensivamente, por lo que implementar campañas de vacunación masiva sería más sencillo que lograr la aprobación de una nueva vacuna. En otro estudio con una nueva vacuna denominada M72 / AS01E, de la farmacéutica GSK, se observó una buena protección en un entorno de ensayo clínico. En adultos infectados, la vacuna provocó una respuesta inmune y proporcionó un 49.7% de protección contra la tuberculosis pulmonar activa durante al menos 3 años.

A nivel mundial, la incidencia de la tuberculosis está cayendo aproximadamente un 2% por año y entre 2015 y 2019 la reducción acumulada fue del 9%. La End TB Strategy de la Organización Mundial de la Salud propone, ambiciosamente, poner fin a la epidemia mundial de tuberculosis para 2035. La estrategia tiene como objetivo una reducción del 90% en los pacientes que padecen tuberculosis y una reducción del 95% en las muertes por tuberculosis para 2035.