Crecimiento excesivo de la amígdala cerebral en el trastorno del espectro autista de la infancia
Las terapias para reducir los síntomas del autismo podrían tener mayor probabilidad de éxito si comenzaran en el primer año de vida
La amígdala, una estructura cerebral agrandada en los niños de dos años diagnosticados con trastorno del espectro autista (autism spectrum disorder -ASD), comienza su crecimiento acelerado entre los 6 y los 12 meses de edad, según sugiere un estudio financiado por los National Institutes of Health de los Estados Unidos. El ASD es un trastorno complejo del desarrollo que afecta la forma en que una persona se comporta, interactúa con los demás, se comunica y aprende.
El estudio incluyó a 408 bebés, 270 de los cuales tenían una mayor probabilidad de ASD porque tenían un hermano mayor con ASD, 109 bebés con un desarrollo típico y 29 bebés con el síndrome X frágil, una forma hereditaria de discapacidad intelectual y del desarrollo.
Los investigadores realizaron resonancias magnéticas de los niños a los 6, 12 y 24 meses de edad. Descubrieron que los 58 bebés que desarrollaron ASD tenían una amígdala de tamaño normal a los 6 meses, pero una amígdala agrandada a los 12 y 24 meses. Además, cuanto más rápida fue la tasa de sobrecrecimiento de la amígdala, mayor fue la gravedad de los síntomas a los 24 meses.
Los bebés con síndrome de X frágil tenían un patrón distinto de crecimiento cerebral. No tenían diferencias en el crecimiento de la amígdala, pero sí un agrandamiento de otra estructura cerebral, el caudado, que estaba relacionado con un aumento de los comportamientos repetitivos.
Los hallazgos indican que las terapias para reducir los síntomas del ASD podrían tener mayores posibilidades de éxito si comienzan en el primer año de vida, antes de que la amígdala comience su crecimiento acelerado.
La amígdala está involucrada en el procesamiento de las emociones, como interpretar las expresiones faciales o sentir miedo cuando se expone a una amenaza. Los autores sugieren que la dificultad para procesar la información sensorial durante la infancia puede estresar la amígdala, lo que lleva a su crecimiento excesivo.
El equipo de investigación, parte de la red de los Autism Centers of Excellence Infant Brain Imaging Study de los NIH, publicó los resultados en el American Journal of Psychiatry.
El financiamiento fue proporcionado por el National Institute of Child Health and Human Development Eunice Kennedy Shriver (NICHD) de los NIH, el National Institute of Environmental Heualth Sciences y el National Institute of Mental Health.