fbpx

Los países latinoamericanos ante la edición génica en el agro

Es fundamental un marco legal para el desarrollo de las nuevas tecnologías.

La investigación en edición génica en Latinoamérica se concentra actualmente en países que están abiertos a la edición de genomas mediante las llamadas técnicas NBT (New Breeding Techniques). Las NBT permiten realizar cambios específicos dentro del DNA de la planta para cambiar sus características. Nada en el campo de las NBT ha resultado tan innovador como la herramienta CRISPR (clustered regularly interspaced short palindromic repeats) que permite cortar y modificar el genoma durante el proceso de reparación.

Una ventaja de la edición génica mediante CRISPR es su aplicación relativamente sencilla y su bajo costo, lo que la hace útil para mejorar cultivos que son importantes a nivel regional.

Argentina, Brasil, Colombia, Chile, y Paraguay han adoptado marcos legales para facilitar al desarrollo de estas nuevas variedades de cultivos. Estos países consideran que los cultivos editados genéticamente que no incorporan DNA de otra especie están regulados como plantas convencionales sin restricciones adicionales.

En 2015, Argentina desarrolló la primera regulación en el mundo que define específicamente cómo se regulan los cultivos desarrollados utilizando técnicas de edición de genes. La Comisión Nacional de Biotecnología (CONABIA) considera los cultivos modificados genéticamente caso por caso.

Una coalición de 13 países firmó, en 2018, una declaración pública de apoyo a las aplicaciones agrícolas de la biotecnología de precisión. El compromiso fue asumido en una reunión de la Organización Mundial del Comercio en Ginebra, Suiza, el 2 de noviembre de ese año. Entre los signatarios latinoamericanos se encontraban Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Paraguay, y Uruguay.

Algunos países de la región continúan debatiendo el uso de la biotecnología, lo que les impide estar abiertos a adoptar nuevas técnicas de mejoramiento que se están utilizando para crear variedades de cultivos que son importantes en la dieta de los países latinoamericanos, como papa, arroz, mandioca y maíz.

El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia aprobó un arroz editado genéticamente para hacerlo resistente al mal del tizón bacteriano. El cultivo también fue aprobado por la Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), perteneciente al US Department of Agriculture (USDA), facilitando el comercio entre ambos países, que concluyeron que el cultivo mejorado por NBT no es un transgénico. El CIAT comenzó a experimentar con la edición del genoma del arroz, la mandioca y el poroto en 2014.

Brasil está desarrollando proyectos con NBT en varios cultivos, como porotos, maíz y caña de azúcar. Actualmente, algunos de los objetivos de Embrapa (Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária) junto a socios privados, es desarrollar proyectos con tecnología CRISPR para obtener soja resistente a la sequía y a los nematodes. Investigadores de la Universidad Federal de Viçosa y la Universidad de São Paulo en Brasil, en asociación con la Universidad de Minnesota de EE. UU. y la Universidad de Münster de Alemania, utilizaron CRISPR-Cas9 para obtener un tomate con más y mayores frutos, y mayor contenido de licopeno.

La Universidad de Costa Rica está trabajando en el desarrollo de arroz resistente a la sequía, y en Chile, el laboratorio Favet-Inbiogen está experimentando con la utilización de CRISPR para obtener salmones resistentes a enfermedades.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina desarrolló papas resistentes al oscurecimiento y alfalfa de alto rendimiento. En mejoramiento animal, la empresa Kheiron Biotech trabaja en la cría de precisión por edición génica de terneros y vacas lecheras de alto rendimiento. La compañía se dedica, desde hace varios años, a la clonación equina y edición génica en diferentes especies.

Según IPlytics, EE. UU. encabeza la lista de países con más patentes de aplicación de CRISPR a febrero de 2019 con 5336 patentes, seguido por la Unión europea, con 2151, China, con 1572 y Australia con 1259. Brasil es el único país latinoamericano dentro de los diez primeros puestos a nivel global, ubicándose en el puesto número ocho, con 338 patentes.

Uno de los factores que acelera la aplicación de técnicas de edición de genes es la disponibilidad de cada vez más genomas secuenciados. A partir de ellos, es posible identificar con mayor precisión genes diana para la edición genética y así comenzar el desarrollo de un nuevo organismo.

En general, los cultivos genéticamente modificados (GM) están concentrados en semillas oleaginosas, cereales y cultivos de fibras, como soja, maíz y algodón. Por el contrario, los productos NBT están más dispersos entre un mayor número de categorías de cultivos y especies.

Si la tendencia regulatoria respecto a considerar las NBT como no GM continúa, los países latinoamericanos pueden ser cada vez más receptivos a adoptar la innovación en sus campos mediante el uso de cultivos editados genéticamente. Considerando que muchos cultivos y derivados de animales son exportados, la adopción de productos NBT también dependerá de los cambios en la regulación y la aceptación de los compradores, un proceso dinámico que está evolucionando.