Reciclado inteligente: las empresas globales trabajan en la marca de agua digital

La iniciativa HolyGrail 2.0, auspiciada por AIM (Association des Industries de Marque), la Asociación de Marcas Europea, tiene por objetivo evaluar si la tecnología de marca de agua digital puede permitir una mejor clasificación y tasas de reciclaje de mayor calidad para los envases en la Unión Europea, impulsando así la economía circular.

AIM representa a 2.500 empresas que van desde pymes hasta multinacionales, directa o indirectamente a través de sus asociaciones corporativas y nacionales.

Luego de haber superado con éxito la demostración conceptual básica a través del proyecto HolyGrail, la industria de los productos de marca se ha incorporado ahora para facilitar la fase siguiente, denominada HolyGrail 2.0, donde más de 85 empresas globales en toda la cadena de valor han comenzado a trabajar para perfeccionar y comercializar la tecnología.

Las marcas de agua tienen el tamaño de una estampilla en los envases y no son visibles a simple vista. Se trata de una tecnología que facilita el flujo de materiales y resulta en una clasificación más precisa de los residuos.

El objetivo es que una vez que el embalaje ha entrado en una instalación de clasificación de residuos, la marca de agua digital puede ser detectada y decodificada por una cámara estándar de alta resolución en la línea de clasificación. Esto daría como resultado materiales reciclados de mayor calidad.

Las tecnologías de sensores convencionales, como la espectroscopia de infrarrojo cercano, no pueden identificar de manera precisa los envases compuestos por varios materiales, por lo que éstos pueden contaminar los materiales correctamente clasificados.

Algunos beneficios adicionales de las marcas de agua digitales son la posibilidad de que los consumidores puedan usar una aplicación en su teléfono para encontrar detalles sobre el empaque y cómo reciclarlo, y los propietarios de marcas puedan agregar detalles del producto.

Las marcas de agua digitales son un avance en la forma en que se clasifican los envases en el sistema de gestión de residuos, ofreciendo a la industria una herramienta para mejorar su aporte a la economía circular.